El 22 de enero de 2026, los jugadores de Nintendo Switch 2 podrán acceder a Final Fantasy 7 Remake Intergrade, pero su llegada a la consola ha planteado preguntas sobre cómo se manejará su distribución física. Square Enix ha confirmado que, aunque habrá una edición en formato físico, esta no será un cartucho tradicional, sino una tarjeta con una clave de descarga. Esto significa que, incluso quienes opten por la versión «física», deberán descargar los cerca de 87,9 GB que ocupa el juego, una cifra que supera con creces el límite de almacenamiento de los cartuchos propietarios de Nintendo, que ronda los 64 GB.
La decisión no es arbitraria. El tamaño del juego —el más grande hasta ahora en Switch 2, por encima de los 73,2 GB de WWE 2K25— hace inviable su distribución en un formato físico convencional. Además, los cartuchos de Nintendo suelen tener velocidades de lectura más lentas que el almacenamiento interno, lo que podría afectar al rendimiento. La versión para PC, por ejemplo, ya requería 94,24 GB en su lanzamiento, una cifra que da una idea de la envergadura del proyecto. La tarjeta de clave, por tanto, parece ser la solución más práctica, aunque obliga a los usuarios a reservar un espacio significativo en la memoria de la consola, especialmente si consideran que el modelo base cuenta con 256 GB de almacenamiento interno.
Un lanzamiento que redefine el formato físico en Switch 2
El anuncio de Final Fantasy 7 Remake Intergrade para Switch 2 llegó a principios de mes, confirmando que incluirá tanto el juego base como el DLC INTERmission, que añade la perspectiva de Yuffie Kisaragi a la historia. Este no es un simple puerto, sino la versión completa que ya está disponible en otras plataformas, como PS5 y PC. Lo llamativo es que Square Enix ha optado por un modelo híbrido: la tarjeta física no contiene el juego en sí, sino un código canjeable en la eShop. Una estrategia que, aunque no es nueva —ya se ha usado en otros títulos como The Witcher 3 para Switch—, sí plantea dudas sobre el futuro de los juegos físicos en consolas con limitaciones técnicas.
La compañía también ha aclarado que esta no será una exclusiva. Final Fantasy 7 Rebirth, la segunda parte de la trilogía, llegará a Switch 2 y Xbox Series X/S, rompiendo con la exclusividad inicial de PS5. Incluso la tercera entrega, aún sin título, se lanzará simultáneamente en PC, Xbox y Switch 2 junto a su versión de PS5. Este cambio de estrategia refleja un giro en la política de Square Enix, que ahora prioriza el lanzamiento multiplataforma sobre los acuerdos de exclusividad. No es un movimiento aislado: en febrero de 2024, Final Fantasy 7 Rebirth llegó a PC casi un año después de su estreno en PS5, y la compañía ha anunciado planes para relanzar más títulos de su catálogo en nuevas plataformas.
El peso de un remake que crece con cada versión
El tamaño de Final Fantasy 7 Remake Intergrade no es una excepción, sino parte de una tendencia. La versión original para PS4 ya ocupaba un espacio considerable, y las actualizaciones gráficas y de contenido en las versiones posteriores han inflado aún más sus requisitos. En PC, por ejemplo, el juego supera los 90 GB, una cifra que, aunque común en juegos AAA modernos, choca con las limitaciones de una consola portátil como Switch 2. La diferencia con otros títulos de la misma franquicia es notable: Final Fantasy 7 Rebirth, por ejemplo, ocupa alrededor de 100 GB en PS5, pero su llegada a Switch 2 aún no tiene una fecha confirmada más allá del anuncio.
El problema del almacenamiento no es nuevo para los jugadores de Nintendo. La Switch original ya sufría con juegos como The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, que requería 18 GB, pero la Switch 2, con su salto técnico, parece destinada a albergar títulos aún más demandantes. La solución de Square Enix —vender una tarjeta con un código— evita los costes de producción de cartuchos de alta capacidad, pero traslada la carga al usuario, que deberá gestionar el espacio en su consola. Queda por ver si otros estudios adoptarán este modelo para juegos de gran tamaño o si Nintendo ajustará sus políticas de almacenamiento en futuras iteraciones del hardware.