Samsung ha iniciado un proceso gradual para finalizar el soporte de actualizaciones en sus relojes inteligentes basados en Tizen OS, un sistema operativo que, aunque fue pionero en la línea Galaxy Watch, ha quedado en segundo plano frente a Wear OS. La transición no es inmediata, pero sí irreversible: desde mayo de 2024, la compañía comenzó a desactivar funciones clave, y el plazo final se extenderá hasta septiembre de 2025, cuando el soporte técnico y las descargas de contenido se detengan por completo.
Mientras tanto, los smartphones y wearables de Samsung continúan recibiendo mejoras significativas, especialmente en integración y funcionalidades. La adopción de Wear OS en los Galaxy Watches ha permitido a los usuarios acceder a un ecosistema más amplio de aplicaciones y optimizaciones, aunque esto ha dejado atrás a los modelos más antiguos que aún dependen de Tizen. La compañía ha confirmado que las aplicaciones instaladas seguirán funcionando hasta la fecha límite, pero una vez eliminadas, no podrán recuperarse.
El fin de Tizen en los Galaxy Watches
El proceso de desactivación del soporte para Tizen se divide en tres fases. La primera, ya concluida, impidió la venta de contenido pago a través de Galaxy Store. La segunda, prevista para marzo de 2025, bloqueará las descargas gratuitas, y la tercera, en septiembre de 2025, cerrará definitivamente el acceso a cualquier tipo de contenido. Esto afecta a modelos como el Galaxy Watch 3, el Galaxy Watch Active 2 y otros dispositivos más antiguos, que ya no recibirán actualizaciones.
Samsung justifica este cambio por la necesidad de unificar su ecosistema bajo Wear OS, un sistema más compatible con las últimas innovaciones en wearables. Los usuarios que aún utilicen relojes con Tizen tendrán que migrar a dispositivos con Wear OS si desean acceder a las nuevas funciones, como las incluidas en One UI 8 Watch, actualmente en fase beta para los Galaxy Watch 7. La transición, aunque inevitable, marca el fin de una era en la evolución de los wearables de Samsung.
Los modelos afectados incluyen desde los primeros Galaxy Gear hasta los Galaxy Watch Active, todos ellos relojes que, en su momento, fueron referentes en el mercado. A partir de septiembre de 2025, cualquier aplicación eliminada de estos dispositivos no podrá ser reinstalada, lo que obliga a los usuarios a planificar con antelación si desean mantener ciertas funcionalidades. Samsung ha dejado claro que no habrá marcha atrás en esta decisión, priorizando la coherencia técnica sobre la compatibilidad retroactiva.